Edgar Allan Poe ()


BON BON [Bon Bon.]


Quand un bon vin meuble mon estomac
Je suis plus savant que Balzac--
Plus sage que Pibrac;
Mon bras seul faisant l'attaque
De la nation Cosaque,
La mettroit au sac;
De Charon je passerois le lac
En dormant dans son bac;
J'irois au fier Eac,
Sans que mon coeur fît tic ni tac,
Présenter du tabac.
--French Vaudeville1
Cuando un buen vino amuebla mi estómago
Soy más sabio que Balzac,
Más juicioso que Pibrac,
Mi brazo atacando solo
La nación cosaca
La saquearía
De Charon el lago pasaría
En su barca dormiría Iría al orgulloso Eac,
Sin que mi corazón hiciera tic ni taco
A presentar tabaco
(Vodevil francés)
THAT Pierre Bon-Bon was a restaurateur of uncommon qualifications, no man who, during the reign of ----, frequented the little Café in the cul-de-sac Le Febvre at Rouen, will, I imagine, feel himself at liberty to dispute. That Pierre Bon-Bon was, in an equal degree, skilled in the philosophy of that period is, I presume still more especially undeniable. His pâtés à la foiswere beyond doubt immaculate; but what pen can do justice to his essays sur la Nature--his thoughts sur l'Ame--his observations sur l'Esprit? If his omelettes--if his fricandeaux were inestimable, what littérateur of that day would not have given twice as much for an "Idée de Bon-Bon" as for all the trash of "Idées" of all the rest of the savants? Bon-Bon had ransacked libraries which no other man had ransacked--had read more than any other would have entertained a notion of reading--had understood more than any other would have conceived the possibility of understanding; and although, while he flourished, there were not wanting some authors at Rouen to assert "that his dicta evinced neither the purity of the Academy, nor the depth of the Lyceum"--although, mark me, his doctrines were by no means very generally comprehended, still it did not follow that they were difficult of comprehension. It was, I think, on account of their self-evidency that many persons were led to consider them abstruse. It is to Bon-Bon--but let this go no farther--it is to Bon-Bon that Kant himself is mainly indebted for his metaphysics. The former was indeed not a Platonist, nor strictly speaking an Aristotelian--nor did he, like the modern Leibnitz, waste those precious hours which might be employed in the invention of a fricassée or, facili gradu2, the analysis of a sensation, in frivolous attempts at reconciling the obstinate oils and waters of ethical discussion. Not at all. Bon-Bon was Ionic--Bon-Bon was equally Italic. He reasoned à priori--He reasoned also à posteriori. His ideas were innate--or otherwise. He believed in George of Trebizond--He believed in Bossarion.  Bon-Bon was emphatically a--Bon-Bonist. Que Pierre Bon-Bon era unres taurateur de talento poco común, nadie que durante el reinado de... frecuentara el pequeño café en elcul-de-sac Le Febre, en Rouen, se animará -supongo- a discutirlo. Que Pierre Bon-Bon era, en un grado equivalente, versado en la filosofía de ese período resulta -presumo- más indiscutible todavía. Sus pâtés a la fois eran sin duda inmaculados; pero, ¿qué pluma puede hacer justicia a sus ensayos sur la Nature, a sus pensamientos sur l'Ame, a sus observaciones sur l'Esprit? Si sus omelettes, si sus fricandeaux eran inestimables, ¿quéli ttér ateur de esos días no hubiera dado el doble por una "Idée de Bon-Bon" que por toda la hojarasca de"Idées " de todo el resto de loss avants? Bon-Bon había hurgado en bibliotecas en las que nadie más había hurgado, había leído más de lo que nadie sospechara que se podía leer, había entendido más de lo que cualquier otro hubiera imaginado posible entender. Y aunque en su época no faltaban algunos autores en Rouen para los cuales "sudic ta no mostraba ni la pureza de la Academia ni la profundidad del Liceo", o aunque - nótese bien- sus doctrinas eran en general muy poco comprendidas, no se desprende de ello que fueran difíciles de comprender. Creo que su propia evidencia llevaba a muchas personas a considerarlas abstrusas. El mismo Kant -y no llevemos esto más lejos- le debe su metafísica principalmente a Bon-Bon. Este no era por cierto platónico ni, estrictamente hablando, aristotélico, ni desperdició, como el moderno Leibnitz, las preciosas horas que podían emplearse en la invención de una fricassé o el simple análisis de una sensación, en vanos intentos de reconciliar las obstinadas aguas y aceites de la discusión ética. De ninguna ma nera. Bon-Bon era jónico... E igualmente era itálico. Razonaba a priori... Razonaba a posteriori. Sus ideas eran instintivas... o no. Creía en George de Trebizond... y creía en Bossarion. Bon- Bon era, categóricamente, bonbónico.
I have spoken of the philosopher in his capacity of restaurateur. I would not, however, have any friend of mine imagine that, in fulfilling his hereditary duties in that line, our hero wanted a proper estimation of their dignity and importance. Far from it. It was impossible to say in which branch of his profession he took the greater pride. In his opinion the powers of the intellect held intimate connection with the capabilities of the stomach. I am not sure, indeed, that he greatly disagreed with the Chinese, who held that the soul lies in the abdomen. The Greeks at all events were right, he thought, who employed the same words for the mind and the diaphragm. By this I do not mean to insinuate a charge of gluttony, or indeed any other serious charge to the prejudice of the metaphysician. If Pierre Bon-Bon had his failings--and what great man has not a thousand?--if Pierre Bon-Bon, I say, had his failings, they were failings of very little importance--faults indeed which, in other tempers, have often been looked upon rather in the light of virtues. As regards one of these foibles, I should not even have mentioned it in this history but for the remarkable prominency--the extreme alto rilievo--in which it jutted out from the plane of his general disposition. He could never let slip an opportunity of making a bargain. He hablado del filósofo en su calidad de restaurateur No quisiera, sin embargo, que ninguno de mis amigos piense que nuestro héroe, al cumplir sus deberes hereditarios en esa profesión, les restaba a éstos dignidad e importancia. Lejos de ello. Era imposible determinar qué rama de su trabajo le inspiraba más orgullo. En su opinión, los poderes del intelecto tenían una íntima conexión con las facultades del estómago. No creo, en realidad, que discrepara mucho con los chinos, para quienes el alma se aloja en el abdomen. En todo caso, pensaba él, tenían razón los griegos, que usaban la misma palabra para la mente y el diafragma. No quiero insinuar con esto una acusación de glotonería ni ningún otro cargo grave en perjuicio del metafísico. Si Pierre Bon-Bon tenía sus debilidades -¿y qué gran hombre no tiene miles?-, si tenía sus debilidades, digo, eran debilidades de muy poca importancia; faltas que, en otros temperamentos, suelen considerarse a la luz de las virtudes. Una de esas debilidades no merecería siquiera mención en esta historia, si no fuera por la notable prominencia, el extremo alto relieve con que se destaca en el plano general de su personalidad: jamás pasaba por alto una oportunidad de regatear.
Not that he was avaricious--no. It was by no means necessary to the satisfaction of the philosopher, that the bargain should be to his own proper advantage. Provided a trade could be effected--a trade of any kind, upon any terms, or under any circumstances--a triumphant smile was seen for many days thereafter to enlighten his countenance, and a knowing wink of the eye to give evidence of his sagacity. No es que fuera avaro, no. No era en modo alguno necesario, para la satisfacción del filósofo, que el regateo le fuese favorable con tal que se llegara a un trato. Un trato de cualquier clase, en cualquier término y en cualquier circunstancia. Una sonrisa triunfante le iluminaría el rostro durante días, y un guiño astuto en sus ojos daría pruebas de su sagacidad.
At any epoch it would not be very wonderful if a humor so peculiar as the one I have just mentioned, should elicit attention and remark. At the epoch of our narrative, had this peculiarity not attracted observation, there would have been room for wonder indeed. It was soon reported that, upon all occasions of the kind, the smile of Bon-Bon was wont to differ widely from the downright grin with which he would laugh at his own jokes, or welcome an acquaintance. Hints were thrown out of an exciting nature; stories were told of perilous bargains made in a hurry and repented of at leisure; and instances were adduced of unaccountable capacities, vague longings, and unnatural inclinations implanted by the author of all evil for wise purposes of his own. Un humor tan peculiar como el que acabo de describir llamaría la atención en cualquier época, sin que ello tuviera nada de extraordinario. Y habría sido en realidad sorprendente si esa peculiaridad no hubiera atraído la atención en la época de nuestro relato. Pronto se advirtió que, en esas ocasiones, la sonrisa de Bon-Bon era muy diferente de la sonrisa franca con que festejaba sus propios chistes o recibía a un conocido. Corrieron rumores de carácter emocionante; se contaron historias acerca de tratos peligrosos pactados deprisa y lamentados a la hora del sosiego; y se habló de facultades extrañas, anhelos ambiguos e inclinaciones no naturales, implantados por el autor de todo mal para sus propios y astutos fines.
The philosopher had other weaknesses--but they are scarcely worthy our serious examination. For example, there are few men of extraordinary profundity who are found wanting in an inclination for the bottle. Whether this inclination be an exciting cause, or rather a valid proof, of such profundity, it is a nice thing to say. Bon-Bon, as far as I can learn, did not think the subject adapted to minute investigation--nor do I. Yet in the indulgence of a propensity so truly classical, it is not to be supposed that the restaurateur would lose sight of that intuitive discrimination which was wont to characterize, at one and the same time, his essais and his omelettes. In his seclusions the Vin de Bourgogne had its allotted hour, and there were appropriate moments for the Côtes du Rhone. With him Sauterne was to Médoc what Catullus was to Homer. He would sport with a syllogism in sipping St. Péray, but unravel an argument over Clos de Vougeot, and upset a theory in a torrent of Chambertin. Well had it been if the same quick sense of propriety had attended him in the peddling propensity to which I have formerly alluded--but this was by no means the case. Indeed to say the truth, that trait of mind in the philosophic Bon-Bon did begin at length to assume a character of strange intensity and mysticism, and appeared deeply tinctured with the diablerie of his favorite German studies. El filósofo tenía otras debilidades, pero apenas merecen nuestro análisis detallado. Por ejemplo, son pocos los hombres de extraordinaria profundidad que no tengan inclinación por la bebida. Si dicha inclinación es la causa o, por el contrario, la prueba válida de esa profundidad, es algo difícil de precisar. Hasta donde sé, Bon-Bon no creía que la cuestión justificara una investigación minuciosa; y yo tampoco. Pero no debe suponerse que, al ceder a una propensión tan auténticamente clásica, el restaurateur perdía de vista esa discriminación intuitiva que solía caracterizar, a la vez y por igual, sus essais y sus omelettes. En sus reclusiones, el vino de Bourgogne tenía su hora, y había asimismo momentos para el Cote du Rhone. Para él, el Sauterne era al Medoc lo que Catulo a Romero. Jugaba con un silogismo sorbiendo un St. Peray, pero desentrañaba un razonamiento con un Clos de Vougéot, y desbarataba una teoría en un torrente de Chambertin. Bueno hubiera sido que ese mismo sentido agudo de lo apropiado lo hubiese acompañado en la frívola tendencia a que aludí, pero no fue el caso. De hecho,es a característica del filosófico Bon-Bon empezó a adquirir con el tiempo una extraña intensidad y misticismo, y parecía profundamente teñida de ladiablerie de sus estudios germánicos favoritos.
To enter the little Café in the cul-de-sac Le Febvre was, at the period of our tale, to enter the sanctum of a man of genius. Bon-Bon was a man of genius. There was not a sous-cusinier in Rouen, who could not have told you that Bon-Bon was a man of genius. His very cat knew it, and forebore to whisk her tail in the presence of the man of genius. His large water-dog was acquainted with the fact, and upon the approach of his master, betrayed his sense of inferiority by a sanctity of deportment, a debasement of the ears, and a dropping of the lower jaw not altogether unworthy of a dog. It is, however, true that much of this habitual respect might have been attributed to the personal appearance of the metaphysician. A distinguished exterior will, I am constrained to say, have its weight even with a beast; and I am willing to allow much in the outward man of the restaurateur calculated to impress the imagination of the quadruped. There is a peculiar majesty about the atmosphere of the "little great"--if I may be permitted so equivocal an expression--which mere physical bulk alone will be found at all times inefficient in creating. If, however, Bon-Bon was barely three feet in height, and if his head was diminutively small, still it was impossible to behold the rotundity of his stomach without a sense of magnificence nearly bordering upon the sublime. In its size both dogs and men must have seen a type of his acquirements--in its immensity a fitting habitation for his immortal soul. Entrar en el pequeño café en el cul-de-sac Le Febre era, en la época de nuestro relato, entrar en els anctum de un hombre de genio. Bon-Bon era un hombre de genio. No había en Rouen un sous-cuis inier que no dijera que Bon-Bon era un hombre de genio. Hasta su gata lo sabía, y evitaba acicalarse la cola en presencia del hombre de genio. Su gran perro de aguas también lo reconocía y, cuando su amo se acercaba, revelaba la conciencia de su propia inferioridad portándose beatíficamente, bajando las orejas y dejando caer la mandíbula inferior en un proceder nada indigno de un perro. Es verdad, sin embargo, que una buena parte de ese respeto habitual podía atribuirse a la apariencia del metafísico. Un aspecto distinguido, debo decir, impactará incluso a una bestia, y admitiré que en la envoltura carnal del restaurateur había mucho que podía impresionar la imaginación del cuadrúpedo. Hay una peculiar majestad en la atmósfera de los pequeños grandes -si se me permite una expresión tan equívoca- que la mera corpulencia física no podría crear por sí misma. Aunque Bon-Bon medía apenas tres pies de alto y su cabeza era diminutamente pequeña, era imposible contemplar la rotundidad de su estómago sin sentir una magnificencia que rozaba lo sublime: en su tamaño, tanto los perros como los hombres debían de ver un símbolo de sus logros; en su inmensidad, un espacio para alojar su alma inmortal.
I might here--if it so pleased me--dilate upon the matter of habiliment, and other mere circumstances of the external metaphysician. I might hint that the hair of our hero was worn short, combed smoothly over his forehead, and surmounted by a conical-shaped white flannel cap and tassels--that his pea-green jerkin was not after the fashion of those worn by the common class of restaurateurs at that day--that the sleeves were something fuller than the reigning costume permitted--that the cuffs were turned up, not as usual in that barbarous period, with cloth of the same quality and color as the garment, but faced in a more fanciful manner with the particolored velvet of Genoa--that his slippers were of a bright purple, curiously filigreed, and might have been manufactured in Japan, but for the exquisite pointing of the toes, and the brilliant tints of the binding and embroidery--that his breeches were of the yellow satin-like material called "aimable"--that his sky-blue cloak, resembling in form a dressing-wrapper, and richly bestudded all over with crimson devices, floated cavalierly upon his shoulders like a mist of the morning--and that his tout ensemble gave rise to the remarkable words of Benevenuta, the Improvisatrice of Florence, "that it was difficult to say whether Pierre Bon-Bon was indeed a bird of Paradise, or rather a very Paradise of perfection." I might, I say, expatiate upon all these points if I pleased--but I forbear--merely personal details may be left to historical novelists--they are beneath the moral dignity of matter-of-fact. Podría aquí, si quisiera, extenderme en el tema de la vestimenta y otros detalles exteriores del metafísico. Podría señalar que nuestro héroe usaba el cabello corto, suavemente combado sobre su frente y coronado por un gorro blanco de franela, cónico y con borlas; que su chaqueta verde no seguía la moda imperante entre el común de losres taurateurs ; que sus mangas eran un poco más amplias que las permitidas por la convención; que el doblez de los puños no estaba hecho, como era habitual en aquel período bárbaro, con tela de la misma clase y color que la prenda, sino que estaban forrados, más imaginativamente, en terciopelo multicolor de Génova; que sus pantuflas eran de un púrpura brillante, curiosamente filigranadas, y que podían parecer japonesas, salvo por la exquisita terminación en punta y los tintes brillantes de la costura y el bordado; que sus calzas eran de ese material amarillo parecido al satén, que su capa celeste, parecida a una bata y ricamente adornada con dibujos carmesíes, flotaba caballerescamente sobre sus hombros como la niebla de la mañana; y que su toutens emble dio lugar a la notable observación de Benvenuta, la Improvisatrice de Florencia: "que era difícil decir si Pierre Bon-Bon era un ave del paraíso o, más bien, un paraíso de perfección". Podría, digo, explayarme sobre todos estos puntos si quisiera, pero me abstengo; los detalles meramente personales pueden ser dejados a los novelistas históricos: están por debajo de la dignidad moral de los hechos.
I have said that "to enter the Café in the cul-de-sac Le Febvre was to enter the sanctum of a man of genius"--but then it was only the man of genius who could duly estimate the merits of the sanctum. A sign, consisting of a vast folio, swung before the entrance. On one side of the volume was painted a bottle; on the reverse a pâté. On the back were visible in large letters "Oeuvres de Bon-Bon". Thus was delicately shadowed forth the two-fold occupation of the proprietor. He dicho que "entrar en el café en el cul-de-sac Le Febre era entrar en el sanctum de un hombre de genio", pero sólo un hombre de genio podía estimar debidamente los méritos del sanctum. Un gran cartel pintado, con forma de libro, colgaba a la entrada. Una cara del volumen mostraba una botella; la otra, un pâté. En el lomo se leía en letras grandes: Oeuvres de Bon-Bon. Así quedaban delicadamente insinuadas las dos ocupaciones del propietario.
Upon stepping over the threshold, the whole interior of the building presented itself to view. A long, low-pitched room, of antique construction, was indeed all the accommodation afforded by the Café. In a corner of the apartment stood the bed of the metaphysician. An army of curtains, together with a canopy à la Grecque, gave it an air at once classic and comfortable. In the corner diagonally opposite, appeared, in direct family communion, the properties of the kitchen and the bibliothèque. A dish of polemics stood peacefully upon the dresser. Here lay an oven-full of the latest ethics--there a kettle of duodecimo mélanges. Volumes of German morality were hand and glove with the gridiron--a toasting-fork might be discovered by the side of Eusebius--Plato reclined at his ease in the frying-pan--and contemporary manuscripts were filed away upon the spit. Al traspasar el umbral se presentaba a la vista todo el interior del local. En realidad, todo lo que ofrecía el café era un largo salón de techo bajo, de construcción antigua. En un rincón del lugar se hallaba la cama del metafísico. Un arreglo de cortinas con un dosel a la Grecque le daba un aire a la vez clásico y confortable. En el rincón diagonalmente opuesto aparecían, en familiar comunión, los elementos de la cocina y la bibl iothéque. Un plato de polémicas descansaba pacíficamente en el aparador. Aquí, una hornada de las últimas éticas... allá, una pava demél anges en duodécimo. Los tratados alemanes de moral eran carne y uña con la parrilla; podía verse un trinchante al lado de Eusebius; Platón se reclinaba a sus anchas en la sartén, y manuscritos contemporáneos se apilaban en la asadera.
In other respects the Café de Bon-Bon might be said to differ little from the usual restaurants of the period. A fireplace yawned opposite the door. On the right of the fireplace an open cupboard displayed a formidable array of labelled bottles. En otros aspectos, podría decirse que el Café de Bon-Bon no era muy distinto de los restaurants normales de la época. Un gran hogar bostezaba enfrente de la puerta. A la derecha de éste, una alacena abierta exhibía una formidable colección de botellas etiquetadas.
It was here, about twelve o'clock one night during the severe winter of ----, that Pierre Bon-Bon, after having listened for some time to the comments of his neighbours upon his singular propensity--that Pierre Bon-Bon, I say, having turned them all out of his house, locked the door upon them with an oath, and betook himself in no very pacific mood to the comforts of a leather-bottomed arm-chair, and a fire of blazing faggots. Fue allí una vez, alrededor de la medianoche, en el duro invierno de..., donde Pierre Bon- Bon, después de escuchar durante un rato los comentarios de sus vecinos acerca de su singular propensión, que Pierre Bon-Bon -repito- echó a todos de su casa, cerró la puerta con un juramento y fue a instalarse, no de muy buen humor, en un confortable sillón de cuero, delante de un buen fuego.
It was one of those terrific nights which are only met with once or twice during a century. It snowed fiercely, and the house tottered to its centre with the floods of wind that, rushing through the crannies in the wall, and pouring impetuously down the chimney, shook awfully the curtains of the philosopher's bed, and disorganized the economy of his pâté-pans and papers. The huge folio sign that swung without, exposed to the fury of the tempest, creaked ominously, and gave out a moaning sound from its stanchions of solid oak. Era una de esas noches terribles que sólo se ven una o dos veces en un siglo. Nevaba con furia y la casa temblaba hasta los cimientos con las ráfagas de viento que, filtrándose por las grietas de la pared y bajando impetuosamente por la chimenea, agitaban con violencia las cortinas de la cama del filósofo y alteraban el orden de sus fuentes de pâté y sus papeles. Expuesto a la furia de la tempestad, el gran cartel colgante crujía ominosamente, y sus puntales de roble macizo emitían un sonido lastimero.
It was in no placid temper, I say, that the metaphysician drew up his chair to its customary station by the hearth. Many circumstances of a perplexing nature had occurred during the day, to disturb the serenity of his meditations. In attempting des oeufs à la Princesse, he had unfortunately perpetrated an omelette à la Reine; the discovery of a principle in ethics had been frustrated by the overturning of a stew; and last, not least, he had been thwarted in one of those admirable bargains which he at all times took such especial delight in bringing to a successful termination. But in the chafing of his mind at these unaccountable vicissitudes, there did not fail to be mingled some degree of that nervous anxiety which the fury of a boisterous night is so well calculated to produce. Whistling to his more immediate vicinity the large black water-dog we have spoken of before, and settling himself uneasily in his chair, he could not help casting a wary and unquiet eye toward those distant recesses of the apartment whose inexorable shadows not even the red firelight itself could more than partially succeed in overcoming. Having completed a scrutiny whose exact purpose was perhaps unintelligible to himself, he drew close to his seat a small table covered with books and papers, and soon became absorbed in the task of retouching a voluminous manuscript, intended for publication on the morrow. No fue de buen humor, repito, que el metafísico acomodó su asiento en el lugar habitual junto al fuego. Durante el día habían ocurrido varias cosas de naturaleza desconcertante que perturbaron la serenidad de sus meditaciones. Al preparar unos oeufs a la Princesse le había salido, lamentablemente, unao mele tte a la Reine; un guiso que se volcó malogró el des- cubrimiento de un principio ético, y por último, aunque no lo de menos importancia, se había visto frustrado en uno de esos admirables regateos que siempre le encantaba llevar a feliz término. Pero, a la irritación surgida en su espíritu ante esas inexplicables vicisitudes, no le faltaba un poco de esa nerviosa ansiedad que la furia de una noche tempestuosa puede producir con tanta facilidad. Silbándole a su vecino más inmediato, el gran perro negro de aguas del que hablamos antes, y acomodándose inquieto en su sillón, no pudo evitar echar una mirada cauta e intranquila hacia los rincones del salón cuyas sombras implacables ni siquiera la intensa luz roja del fuego alcanzaba a disipar por completo. Después de concluir un escrutinio cuyo propósito exacto era quizás incomprensible para él mismo, acercó a su asiento una pequeña mesa llena de libros y papeles, y pronto quedó absorto en la tarea de retocar un voluminoso manuscrito que pensaba publicar a la brevedad.
He had been thus occupied for some minutes when "I am in no hurry, Monsieur Bon-Bon," suddenly whispered a whining voice in the apartment. Llevaba así ocupado unos minutos, cuando una voz plañidera murmuró de repente en el lugar: -No tengo ningún apuro, Monsieur Bon-Bon.
"The devil!" ejaculated our hero, starting to his feet, overturning the table at his side, and staring around him in astonishment. -¡Al Diablo! -exclamó nuestro héroe, incorporándose de un salto, derribando la mesa y mirando perplejo alrededor.
"Very true," calmly replied the voice. -Muy cierto -replicó la voz tranquilamente.
"Very true!--what is very true?--how came you here?" vociferated the metaphysician, as his eye fell upon something which lay stretched at full length upon the bed. -¡Muy cierto! ¿Qué es muy cierto? ¿Cómo entró aquí? -vociferó el metafísico, posando la mirada en algo que estaba tendido a sus anchas sobre la cama.
"I was saying," said the intruder, without attending to the interrogatives--"I was saying that I am not at all pushed for time--that the business upon which I took the liberty of calling, is of no pressing importance--in short, that I can very well wait until you have finished your Exposition." -Le decía -prosiguió el intruso, sin hacer caso a las preguntas-que no estoy en absoluto apurado por la hora, que el asunto por el que me tomo la libertad de venir no es urgente; en pocas palabras, que puedo perfectamente esperar hasta que haya terminado su Exposición.
"My Exposition!--there now--how do you know?--how came you to understand that I was writing an Exposition?--good God!" -¡Mi Exposición! Pero... ¿cómo sabe usted..., cómo llegó usted a saber que estaba escribiendo una Exposición? ¡Santo Dios!
"Hush!" replied the figure, in a shrill undertone; and, arising quickly from the bed, he made a single step toward our hero, while an iron lamp that depended over-head swung convulsively back from his approach. -¡Shh...! -contestó la figura y, levantándose rápidamente de la cama, avanzó un paso hacia nuestro héroe mientras una lámpara de hierro que colgaba sobre él se balanceó convulsivamente evitando su cercanía.
The philosopher's amazement did not prevent a narrow scrutiny of the stranger's dress and appearance. The outlines of his figure, exceedingly lean, but much above the common height, were rendered minutely distinct, by means of a faded suit of black cloth which fitted tight to the skin, but was otherwise cut very much in the style of a century ago. These garments had evidently been intended for a much shorter person than their present owner. His ankles and wrists were left naked for several inches. In his shoes, however, a pair of very brilliant buckles gave the lie to the extreme poverty implied by the other portions of his dress. His head was bare, and entirely bald, with the exception of a hinder part, from which depended a queue of considerable length. A pair of green spectacles, with side glasses, protected his eyes from the influence of the light, and at the same time prevented our hero from ascertaining either their color or their conformation. About the entire person there was no evidence of a shirt, but a white cravat, of filthy appearance, was tied with extreme precision around the throat and the ends hanging down formally side by side gave (although I dare say unintentionally) the idea of an ecclesiastic. Indeed, many other points both in his appearance and demeanor might have very well sustained a conception of that nature. Over his left ear, he carried, after the fashion of a modern clerk, an instrument resembling the stylus of the ancients. In a breast-pocket of his coat appeared conspicuously a small black volume fastened with clasps of steel. This book, whether accidentally or not, was so turned outwardly from the person as to discover the words "Rituel Catholique" in white letters upon the back. His entire physiognomy was interestingly saturnine--even cadaverously pale. The forehead was lofty, and deeply furrowed with the ridges of contemplation. The corners of the mouth were drawn down into an expression of the most submissive humility. There was also a clasping of the hands, as he stepped toward our hero--a deep sigh--and altogether a look of such utter sanctity as could not have failed to be unequivocally prepossessing. Every shadow of anger faded from the countenance of the metaphysician, as, having completed a satisfactory survey of his visiter's person, he shook him cordially by the hand, and conducted him to a seat. El asombro del filósofo no le impidió efectuar un minucioso examen de la vestimenta y apariencia del desconocido. Un raído traje negro, ceñido al cuerpo y de un corte muy propio del siglo anterior, permitía apreciar claramente su figura, sumamente delgada, pero muy por encima de la estatura común. Era evidente que esa ropa había sido hecha para una persona mucho más baja que su actual poseedor, cuyos tobillos y muñecas quedaban varias pulgadas al desnudo. En sus zapatos, sin embargo, un par de hebillas muy brillantes contradecían la extrema pobreza que traslucía el resto del atuendo. Llevaba la cabeza descubierta y era completamente calvo, salvo por unaqueue de considerable longitud que le nacía de la nuca. Un par de anteojos verdes, con cristales laterales, protegían sus ojos de la luz y, al mismo tiempo, le impedían a nuestro héroe determinar su color y conformación. No se le veía camisa por ningún lado, pero llevaba anudada con sumo cuidado una corbata blanca, de aspecto sucio, cuyas puntas colgaban solemnemente dando la idea (aunque me atrevo a decir que sin intención) de un eclesiástico. Por cierto, muchos otros detalles, tanto en su apariencia como en sus maneras, podrían haber sustentado muy bien una impresión de esa naturaleza. En la oreja izquierda llevaba, al modo de un oficinista moderno, un instrumento que semejaba els tylus de los antiguos. En el bolsillo superior del saco asomaba conspicuamente un pequeño libro negro asegurado con broches de acero. Ese libro, accidentalmente o no, sobresalía de modo tal que dejaba ver las palabras Rituel Catholique en letras blancas sobre el lomo. Toda su fisonomía era atractivamente saturnina, cadavéricamente pálida incluso. La frente era alta, profundamente marcada por las arrugas de la contemplación. Las comisuras de la boca se recortaban hacia abajo imprimiéndole una expresión de la más sumisa humildad. Tenía además una forma de juntar las manos mientras se acercaba a nuestro héroe, un modo de suspirar y un aspecto general de una santidad tan absoluta que no podía ser sino forzosamente simpático. Una vez finalizada su inspección del visitante, toda sombra de ira se disipó en el rostro del metafísico; le estrechó entonces la mano cordialmente y lo invitó a tomar asiento.
There would however be a radical error in attributing this instantaneous transition of feeling in the philosopher, to any one of those causes which might naturally be supposed to have had an influence. Indeed, Pierre Bon-Bon, from what I have been able to understand of his disposition, was of all men the least likely to be imposed upon by any speciousness of exterior deportment. It was impossible that so accurate an observer of men and things should have failed to discover, upon the moment, the real character of the personage who had thus intruded upon his hospitality. To say no more, the conformation of his visiter's feet was sufficiently remarkable--he maintained lightly upon his head an inordinately tall hat--there was a tremulous swelling about the hinder part of his breeches--and the vibration of his coat tail was a palpable fact. Judge, then, with what feelings of satisfaction our hero found himself thrown thus at once into the society of a person for whom he had at all times entertained the most unqualified respect. He was, however, too much of the diplomatist to let escape him any intimation of his suspicions in regard to the true state of affairs. It was not his cue to appear at all conscious of the high honor he thus unexpectedly enjoyed; but, by leading his guest into the conversation, to elicit some important ethical ideas, which might, in obtaining a place in his contemplated publication, enlighten the human race, and at the same time immortalize himself--ideas which, I should have added, his visitor's great age, and well-known proficiency in the science of morals, might very well have enabled him to afford. Pero sería un error radical atribuir este instantáneo cambio de humor en el filósofo a cualquiera de esas razones que, como naturalmente se supondría, podrían haber influido en él. Hasta donde he llegado a entender su carácter, Pierre Bon-Bon era sin duda, de todos los hombres, el menos propenso a dejarse llevar por ninguna clase de apariencia externa. Era imposible que un observador tan agudo de hombres y de cosas no advirtiera, en el acto, el verdadero carácter del personaje que había sacado provecho de su hospitalidad. Por no decir más, la conformación de los pies del visitante era bastante llamativa, llevaba puesto a la ligera un sombrero inusitadamente alto, se notaba un trémulo ondular en la parte posterior de sus calzas, y la vibración del faldón de su chaqueta era un hecho palpable. Júzguese, entonces, con qué satisfacción nuestro héroe se encontró de repente en compañía de un personaje por el que tuvo siempre el más incondicional de los respetos. No obstante, era demasiado diplomático como para dejarle ver la menor señal de sus sospechas respecto de la verdad. No era su intención mostrarse consciente del gran honor que tan inesperadamente disfrutaba, sino entablar una conversación con su huésped y elucidar algunas importantes ideas éticas que, incluidas en el trabajo que pensaba publicar, podrían esclarecer a la raza humana y, al mismo tiempo, inmortalizar al autor; ideas que, cabe agregar, la edad de su visitante y su conocido dominio de la ciencia moral le permitirían seguramente abordar sin problemas.
Actuated by these enlightened views, our hero bade the gentleman sit down, while he himself took occasion to throw some faggots upon the fire, and place upon the now re-established table some bottles of Mousseux. Having quickly completed these operations, he drew his chair vis-à-vis to his companion's, and waited until the latter should open the conversation. But plans even the most skilfully matured are often thwarted in the outset of their application--and the restaurateur found himself nonplussed by the very first words of his visiter's speech. Movido por estas miras elevadas, nuestro héroe invitó al caballero a sentarse mientras agregaba algunos leños al fuego y colocaba sobre la mesa, devuelta a su posición natural, algunas botellas de Mousseux. Terminadas rápidamente estas operaciones, puso su sillón visavis del de su compañero y esperó a que éste iniciara la conversación. Pero aún los planes mejor concebidos suelen desbaratarse en la práctica, y elres taurateur se vio completamente desconcertado por las primeras palabras de su visitante.
"I see you know me, Bon-Bon," said he; "ha! ha! ha!--he! he! he!--hi! hi! hi!--ho! ho! ho!--hu! hu! hu!"--and the devil, dropping at once the sanctity of his demeanor, opened to its fullest extent a mouth from ear to ear, so as to display a set of jagged and fang-like teeth, and, throwing back his head, laughed long, loudly, wickedly, and uproariously, while the black dog, crouching down upon his haunches, joined lustily in the chorus, and the tabby cat, flying off at a tangent, stood up on end, and shrieked in the farthest corner of the apartment. -Veo que me conoce, Bon-Bon -le dijo-. ¡Ja, ja, ja! ¡Je, je, je! ¡Ji, ji, ji! ¡Jo, jo, jo! ¡Ju, ju, ju! -- Dejando de lado la santidad de su aspecto, el Diablo abrió la boca al máximo, de oreja a oreja, mostrando un conjunto de dientes desparejos, semejantes a colmillos y, echando hacia atrás la cabeza, rió larga, sonora, perversa y ruidosamente, mientras el perro negro, agazapado, le hacía coro con entusiasmo y la gata atigrada, huyendo de golpe, se erizaba y chillaba desde el rincón más alejado de la habitación.
Not so the philosopher; he was too much a man of the world either to laugh like the dog, or by shrieks to betray the indecorous trepidation of the cat. It must be confessed, he felt a little astonishment to see the white letters which formed the words "Rituel Catholique" on the book in his guest's pocket, momently changing both their color and their import, and in a few seconds, in place of the original title, the words "Regître des Condamnés" blazed forth in characters of red. This startling circumstance, when Bon-Bon replied to his visiter's remark, imparted to his manner an air of embarrassment which probably might not otherwise have been observed. No así el filósofo; era un hombre de mundo muy aplomado para reír como el perro o revelar con chillidos la indecorosa alarma de la gata. Hay que confesar que sintió un poco de estupefacción al ver que las letras blancas que formaban las palabras Rituel Catholique, en el libro de su huésped, cambiaban súbitamente de color y de significado y que, en pocos segundos, en lugar del título original, brillaban en caracteres rojos las palabras Régistre des Condamnés. Este hecho sorprendente dio a la respuesta de Bon-Bon un tono de embarazo que, en otras circunstancias, probablemente no habría tenido.
"Why sir," said the philosopher, "why sir, to speak sincerely--I imagine--I have some faint--some very faint idea--of the remarkable honor--" -¡Vaya, señor! -dijo el filósofo-. ¡Vaya, señor! Para ser sincero... creo que usted es..., le doy mi palabra..., el d..., es decir, creo..., supongo..., tengo una vaga..., una muy vaga idea... del notable honor...
"Oh!--ah!--yes!--very well!" interrupted his Majesty; "say no more--I see how it is." And hereupon, taking off his green spectacles, he wiped the glasses carefully with the sleeve of his coat, and deposited them in his pocket. -¡Oh... ah! i Sí, muy bien! -lo interrumpió Su Majestad-. No diga más, ya entiendo. Y, quitándose los anteojos verdes, limpió los cristales con la manga de la chaqueta y se los guardó en el bolsillo.
If Bon-Bon had been astonished at the incident of the book, his amazement was now much increased by the spectacle which here presented itself to view. In raising his eyes, with a strong feeling of curiosity to ascertain the color of his guest's, he found them by no means black, as he had anticipated--nor gray, as might have been imagined--nor yet hazel nor blue--nor indeed yellow nor red--nor purple--nor white--nor green--nor any other color in the heavens above, or in the earth beneath, or in the waters under the earth. In short, Pierre Bon-Bon not only saw plainly that his Majesty had no eyes whatsoever, but could discover no indications of their having existed at any previous period--for the space where eyes should naturally have been was, I am constrained to say, simply a dead level of flesh. Si el incidente del libro había asombrado a Bon-Bon, el espectáculo que ahora se presentaba ante él aumentó ese asombro de manera considerable. Al levantar la mirada con una gran curiosidad por saber qué color de ojos tenía su huésped, vio que no eran en absoluto negros, como esperaba, ni grises, como podría haber imaginado, ni castaños, ni azules, ni amarillos o rojos, ni púrpuras, ni blancos, ni verdes, ni de ningún otro color que existiese en los cielos o en la tierra, o en las aguas bajo la tierra. Para abreviar, Pierre Bon-Bon no sólo vio claramente que Su Majestad no tenía ojos, sino que tampoco advirtió señales de que los hubiera tenido alguna vez, pues el espacio donde naturalmente deberían hallarse era tan sólo -me veo obligado a decirlo- un plano liso de carne.
It was not in the nature of the metaphysician to forbear making some inquiry into the sources of so strange a phenomenon, and the reply of his Majesty was at once prompt, dignified, and satisfactory. No estaba en la naturaleza del metafísico abstenerse de hacer alguna pregunta sobre la causa de tan extraño fenómeno, y la respuesta de Su Majestad fue inmediata, digna y satisfactoria.
"Eyes! my dear Bon-Bon--eyes! did you say?--oh!--ah!--I perceive! The ridiculous prints, eh, which are in circulation, have given you a false idea of my personal appearance. Eyes!--true. Eyes, Pierre Bon-Bon, are very well in their proper place--that, you would say, is the head?--right--the head of a worm. To you, likewise, these optics are indispensable--yet I will convince you that my vision is more penetrating than your own. There is a cat I see in the corner--a pretty cat--look at her--observe her well. Now, Bon-Bon, do you behold the thoughts--the thoughts, I say--the ideas--the reflections--which are being engendered in her pericranium? There it is, now--you do not! She is thinking we admire the length of her tail and the profundity of her mind. She has just concluded that I am the most distinguished of ecclesiastics, and that you are the most superfluous of metaphysicians. Thus you see I am not altogether blind; but to one of my profession, the eyes you speak of would be merely an encumbrance, liable at any time to be put out by a toasting-iron, or a pitchfork. To you, I allow, these optical affairs are indispensable. Endeavor, Bon-Bon, to use them well--my vision is the soul." -¡Ojos! ¡Mi querido Bon-Bon...! ¿Ojos, dijo? ¡Oh, ah! ¡Ya entiendo! ¿Las ridículas imágenes que circulan le han dado una idea falsa de mi apariencia? ¡Ojos, por supuesto! Los ojos, Pierre Bon-Bon, están muy bien en su lugar adecuado..., yes e lugar, diría usted, ¿es la cabeza? Correcto, la cabeza de un gusano. Parausted, además, esas ópticas son indispensables. Pero le demostraré que mi visión es más aguda que la suya. Veo que hay una gata en el rincón..., una linda gata..., mírela..., obsérvela bien. Ahora, Bon-Bon, ¿ve usted los pensamientos..., los pensamientos, digo..., las ideas..., las reflexiones que se están generando en su pericráneo? ¡Ahí tiene, usted no los ve! En este instante piensa que admiramos el largo de su cola y la hondura de su mente. Acaba de concluir que yo soy el más distinguido de los eclesiásticos y que usted es el más superficial de los metafísicos. Como verá, no soy nada ciego; pero para alguien de mi profesión, los ojos de los que usted habla serían solamente un estorbo, expuestos a ser arrancados en cualquier momento por un tenedor o una horquilla. Admito que para usted esos elementos ópticos son indispensables. Esfuércese, Bon-Bon, por usarlos bien;mi visión se ocupa del alma.
Hereupon the guest helped himself to the wine upon the table, and pouring out a bumper for Bon-Bon, requested him to drink it without scruple, and make himself perfectly at home. Tras esto, el visitante se sirvió del vino que estaba en la mesa y, llenando una copa para Bon-Bon, le pidió que lo bebiera sin escrúpulos y se sintiera como en su casa.
"A clever book that of yours, Pierre," resumed his Majesty, tapping our friend knowingly upon the shoulder, as the latter put down his glass after a thorough compliance with his visiter's injunction. "A clever book that of yours, upon my honor. It's a work after my own heart. Your arrangement of the matter, I think, however, might be improved, and many of your notions remind me of Aristotle. That philosopher was one of my most intimate acquaintances. I liked him as much for his terrible ill-temper, as for his happy knack at making a blunder. There is only one solid truth in all that he has written, and for that I gave him the hint out of pure compassion for his absurdity. I suppose, Pierre Bon-Bon, you very well know to what divine moral truth I am alluding?" -Un libro brillante el suyo, Pierre -continuó Su Majestad, palmeándole con aire conocedor el hombro a nuestro amigo cuando éste dejó su vaso, después de complacer puntillosamente el requerimiento del visitante-, un libro brillante, palabra de honor. Un trabajo de los que me gustan. Creo, sin embargo, que su tratamiento del asunto podría mejorarse; muchas de sus ideas me recuerdan a Aristóteles. Ese filósofo fue uno de mis conocidos más íntimos. Me caía bien, tanto por su terrible malhumor como por el don que tenía para equivocarse. Hay una sola verdad indiscutible en todo lo que escribió, y porque yo se la sugerí, por pura compasión, al verlo tan absurdo. Supongo, Pierre Bon-Bon, que sabe muy bien a qué divina verdad moral me estoy refiriendo...
"Cannot say that I--" -No puedo decir que...
"Indeed!--why it was I who told Aristotle that by sneezing, men expelled superfluous ideas through the proboscis." -¡Vaya! Pues, yo fui quien le dijo a Aristóteles que, al estornudar, el hombre expele las ideas superfluas por la nariz.
"Which is--hiccup!--undoubtedly the case," said the metaphysician, while he poured out for himself another bumper of Mousseux, and offered his snuff-box to the fingers of his visiter. -Lo que es... ¡hic!... indudablemente cierto -dijo el metafísico mientras se servía otra copa de Mousseux y le ofrecía su caja de rapé al visitante.
"There was Plato, too," continued his Majesty, modestly declining the snuff-box and the compliment it implied--"there was Plato, too, for whom I, at one time, felt all the affection of a friend. You knew Plato, Bon-Bon?--ah, no, I beg a thousand pardons. He met me at Athens, one day, in the Parthenon, and told me he was distressed for an idea. I bade him write down that 'o nous estin aulos.' He said that he would do so, and went home, while I stepped over to the pyramids. But my conscience smote me for having uttered a truth, even to aid a friend, and hastening back to Athens, I arrived behind the philosopher's chair as he was inditing the 'aulos'. Giving the lambda a fillip with my finger, I turned it upside down. So the sentence now read 'o nous estin augos,' and is, you perceive, the fundamental doctrine in his metaphysics."4 -También estaba Platón -continuó Su Majestad, declinando modestamente el rapé y el cumplido que implicaba-. También estaba Platón, por quien, en un momento, sentí todo el afecto de un amigo. ¿Conoce usted a Platón, Bon-Bon? ¡Ah, por supuesto..., le pido mil perdones! Me lo encontré una vez en Atenas, en el Partenón, y me dijo que necesitaba angustiosamente una idea. Le sugerí un par. Me dijo que lo pensaría y se marchó a su casa, en tanto yo me encaminé hacia las pirámides. Pero me remordía la conciencia por haber expresado una verdad, aunque fuera para ayudar a un amigo, y, volviendo a Atenas a toda prisa, me acerqué por detrás a la silla del filósofo, que estaba escribiendo mi idea.
"Were you ever at Rome?" asked the restaurateur, as he finished his second bottle of Mousseux, and drew from the closet a larger supply of Chambertin. -¿Ha estado usted en Roma? -preguntó el restaurateur mientras terminaba la segunda botella de Mousseux y extraía de la alacena una generosa provisión de Chambertin.
"But once, Monsieur Bon-Bon, but once. There was a time," said the devil, as if reciting some passage from a book--"there was a time when occurred an anarchy of five years, during which the republic, bereft of all its officers, had no magistracy besides the tribunes of the people, and these were not legally vested with any degree of executive power--at that time, Monsieur Bon-Bon--at that time only I was in Rome, and I have no earthly acquaintance, consequently, with any of its philosophy."5 -Sólo una vez, monsieur Bon-Bon, sólo una vez. En un tiempo -dijo el Diablo, como si estuviera recitando el pasaje de algún libro-hubo allí una anarquía que duró cinco años, durante los cuales la república, privada de todos sus funcionarios, no tenía otros magistrados que los tribunos del pueblo, quienes no estaban legalmente investidos de ningún poder ejecutivo... En ese momento, monsieur Bon-Bon, sólo en ese momento estuve en Roma, y no tengo, por lo tanto, relación terrena alguna con nada de su filosofía.
"What do you think of--what do you think of--hiccup!--Epicurus?" -¿Qué piensa usted de... qué piensa de... ¡hic!... Epicuro?
"What do I think of whom?" said the devil, in astonishment. "You cannot surely mean to find any fault with Epicurus! What do I think of Epicurus! Do you mean me, sir?--I am Epicurus! I am the same philosopher who wrote each of the three hundred treatises commemorated by Diogenes Laertes." -¿Qué pienso de quién? -respondió el Diablo sorprendido-. ¡Supongo que no pretenderá encontrar ningún error en Epicuro! i Qué pienso de Epicuro! ¿Está usted hablando de mí? ¡Yo soy Epicuro! Yo soy el mismo filósofo que escribió cada uno de los trescientos tratados elogiados por Diógenes Laercio.
"That's a lie!" said the metaphysician, for the wine had gotten a little into his head. -¡Eso es mentira! -dijo el metafísico, pues el vino se le había subido un poco a la cabeza.
"Very well!--very well, sir!--very well, indeed, sir!" said his Majesty, apparently much flattered. -¡Muy bien! i Muy bien, señor mío! ¡Realmente muy bien! -dijo Su Majestad, sumamente halagado, al parecer.
"That's a lie!" repeated the restaurateur, dogmatically; "that's a--hiccup!--a lie!" -¡Es mentira! -repitió elrestaur ateur dogmáticamente-. ¡Es... ¡hic!... mentira!
"Well, well, have it your own way!" said the devil pacifically--and Bon-Bon, having beaten his Majesty at argument, thought it his duty to conclude a second bottle of Chambertin. -¡Bien, bien, como usted diga! -respondió el Diablo pacíficamente, y Bon-Bon, al derrotar a Su Majestad en esa disputa, consideró su deber acabar con una segunda botella de Chambertin.
"As I was saying," resumed the visiter--"as I was observing a little while ago, there are some very outré notions in that book of yours, Monsieur Bon-Bon. What, for instance, do you mean by all that humbug about the soul? Pray, sir, what is the soul?" -Le decía -prosiguió el visitante-, como le señalé hace un momento, que hay algunas ideas demasiadooutré es en ese libro suyo, monsieur Bon-Bon. ¿Qué quiere usted decir, por ejemplo, con toda esa patraña del alma? Se lo ruego, señor, ¿quées el alma?
"The--hiccup!--soul," replied the metaphysician, referring to his MS., "is undoubtedly--" -El... ¡hic!... alma -contestó el metafísico, remitiéndose a su manuscrito- es sin duda...
"No, sir!" -¡No, señor!
"Indubitably--" -Indudablemente...
"No, sir!" -¡No, señor!
"Indisputably--" - Indiscutiblemente...
"No, sir!" -¡No, señor!
"Evidently--" - Evidentemente...
"No, sir!" -¡No, señor!
"Incontrovertibly--" -Incontrovertiblemente...
"No, sir!" -¡No, señor!
"Hiccup!--" -¡Hic!...
"No, sir!" -¡No, señor!
"And beyond all question, a--" - Y fuera de toda duda, el...
"No, sir, the soul is no such thing!" (Here the philosopher, looking daggers, took occasion to make an end, upon the spot, of his third bottle of Chambertin.) -¡No, señor, el alma no es tal cosa! (Aquí el filósofo, echando chispas, aprovechó para terminar, en el acto, la tercera botella de Chambertin).
"Then--hiccup!--pray, sir--what--what is it?" -Entonces... ¡hic!... le ruego me diga..., señor, ¿qué... qué es?
"That is neither here nor there, Monsieur Bon-Bon," replied his Majesty, musingly. "I have tasted--that is to say, I have known some very bad souls, and some too--pretty good ones." Here he smacked his lips, and, having unconsciously let fall his hand upon the volume in his pocket, was seized with a violent fit of sneezing. He continued: -Eso no viene al caso, monsieur Bon-Bon -contestó Su Majestad, pensativo-. He probado..., es decir, he conocido algunas almas muy malas, y algunas otras bastante buenas. Al decir esto se relamió los labios y apoyó inconscientemente la mano en el libro que tenía en el bolsillo, tras lo cual tuvo un violento ataque de estornudos. Por fin, continuó:
"There was the soul of Cratinus--passable: Aristophanes--racy: Plato--exquisite--not your Plato, but Plato the comic poet; your Plato would have turned the stomach of Cerberus--faugh! Then let me see! there were Naevius, and Andronicus, and Plautus, and Terentius. Then there were Lucilius, and Catullus, and Naso, and Quintus Flaccus--dear Quinty! as I called him when he sung a seculare for my amusement, while I toasted him, in pure good humor, on a fork. But they want flavor, these Romans. One fat Greek is worth a dozen of them, and besides will keep, which cannot be said of a Quirite .6 Let us taste your Sauterne." -Estaba el alma de Cratino... pasable; la de Aristófanes... picante; la de Platón... exquisita; no su Platón, sino Platón el poeta cómico; su Platón le habría revuelto el estómago a Cerbero... ¡puaj! Luego, déjeme ver... estaban Nevius, Andrónico, Plauto y Terencio. Después, Lucilio, Catulo, Naso y Quinto Flaco... ¡querido Quinti! Como lo llamé cuando me cantó unas eculare para entretenerme, mientras yo lo tostaba, de muy buen humor, en una horqueta. Pero a los romanos les faltas abor. Un griego gordo vale por una docena de ellos y, además, se conserva, lo que no puede decirse de un Quirite. Probemos su Sauterne.
Bon-Bon had by this time made up his mind to the nil admirari and endeavored to hand down the bottles in question. He was, however, conscious of a strange sound in the room like the wagging of a tail. Of this, although extremely indecent in his Majesty, the philosopher took no notice--simply kicking the dog, and requesting him to be quiet. Bon-Bon, a esa altura, había optado por el nil admirari, y procedió con esfuerzo a bajar las botellas en cuestión. Podía oír, sin embargo, un extraño sonido en la habitación, como el meneo de una cola. Pero no se dio por enterado de esa conducta, tan impropia de Su Majestad; simplemente pateó al perro, ordenándole que se quedara quieto. El visitante continuó:
The visiter continued: "I found that Horace tasted very much like Aristotle--you know I am fond of variety. Terentius I could not have told from Menander. Naso, to my astonishment, was Nicander in disguise. Virgilius had a strong twang of Theocritus. Martial put me much in mind of Archilochus--and Titus Livius was positively Polybius and none other." -Encontré que Horacio tenía un sabor muy parecido al de Aristóteles; y usted ya sabe, me gusta la variedad. No hubiese podido diferenciar a Terencio de Menandro. Naso, para mi sorpresa, era Nicandro disfrazado. Virgilio tenía un fuerte dejo de Teócrito. Marcial me hizo recordar mucho a Arquíloco, y Tito Livio era Polibio en persona.
"Hiccup!" here replied Bon-Bon, and his majesty proceeded: -iHic! -replicó Bon-Bon, y Su Majestad retomó la palabra.
"But if I have a penchant, Monsieur Bon-Bon--if I have a penchant, it is for a philosopher. Yet, let me tell you, sir, it is not every dev- . . . I mean it is not every gentleman who knows how to choose a philosopher. Long ones are not good; and the best, if not carefully shelled, are apt to be a little rancid on account of the gall!" -Pero sitengoun penchant, monsieur Bon-Bon, si tengoun penchant, es por los filósofos. Permítame decirle, señor, que no todos los diab..., quiero decir, no todos los caballeros saben cómo elegir un filósofo. Los altos no son buenos; y los mejores, si no están bien descascarados, suelen ser un poco rancios, por la hiel.
"Shelled!" -¡Descascarados!
"I mean taken out of the carcass." -Sin el cuerpo, quiero decir.
"What do you think of a--hiccup!--physician?" - ¿Qué le parecería... ihic!... un médico?
"Don't mention them!--ugh! ugh! ugh!" (Here his Majesty retched violently.) "I never tasted but one--that rascal Hippocrates!--smelt of asafoetida--ugh! ugh! ugh!--caught a wretched cold washing him in the Styx--and after all he gave me the cholera morbus." 7 -¡Ni los mencione! ¡Puaj! -Su Majestad eructó violentamente-. Sólo probé uno... ¡Ese canalla de Hipócrates!... ¡Olía a asafétida! ¡Uff! Me pesqué un resfrío espantoso al lavarlo en la Estigia, y a pesar de eso me produjo cólera.
"The--hiccup--wretch!" ejaculated Bon-Bon, "the--hiccup!--abortion of a pill-box!"--and the philosopher dropped a tear. -¡El muy miserable...hic! -exclamó Bon-Bon-. ¡Ese aborto de pastillero... hic! Y el filósofo dejó caer una lágrima.
"After all," continued the visiter, "after all, if a dev- . . . if a gentleman wishes to live, he must have more talents than one or two; and with us a fat face is an evidence of diplomacy." -Después de todo -continuó el visitante-, si un diab..., si un caballero quiere vivir, debe tener suficiente ingenio; entre nosotros, una cara rechoncha es muestra de diplomacia.
"How so?" -¿Cómo es eso?
"Why, we are sometimes exceedingly pushed for provisions. You must know that, in a climate so sultry as mine, it is frequently impossible to keep a spirit alive for more than two or three hours; and after death, unless pickled immediately (and a pickled spirit is not good), they will--smell--you understand, eh? Putrefaction is always to be apprehended when the souls are consigned to us in the usual way." -Bueno, a veces estamos muy escasos de provisiones. Usted sabrá que, en un clima tan sofocante como el nuestro, a menudo es imposible mantener vivo a un espíritu por más de dos o tres horas; y, una vez muerto, si no lo adobamos de inmediato (y un espíritu adobado no es bueno), comenzará a... oler..., usted entiende, ¿no es así? Siempre hay que cuidarse de la putrefacción cuando nos envían las almas del modo habitual.
"Hiccup!--hiccup!--good God! how do you manage?" -¡Hic... hic! ¡Santo Dios! ¿Cómo se las arreglan?
Here the iron lamp commenced swinging with redoubled violence, and the devil half started from his seat. However, with a slight sigh, he recovered his composure, merely saying to our hero in a low tone: "I tell you what, Pierre Bon-Bon, we musthave no more swearing." En ese momento, la lámpara de hierro empezó a balancearse con redoblada violencia y el Diablo dio un respingo en su asiento; pero luego, con un ligero suspiro, recobró la compostura, diciéndole en voz baja a nuestro héroe: -¿Sabe, Pierre Bon-Bon? Mejor no echemos más juramentos.
The host swallowed another bumper, by way of denoting thorough comprehension and acquiescence, and the visiter continued. "Why, there are several ways of managing. The most of us starve: some put up with the pickle. For my part I purchase my spirits vivente corpore 8, in which case I find they keep very well." El anfitrión apuró otro trago, denotando su plena comprensión y aceptación, y el visitante continuó: -Bueno, hay diversas maneras de arreglarse. La mayoría de nosotros pasa hambre; algunos se conforman con la conserva adobada; personalmente, yo adquiero mis espíritus "vivent corpore", pues encuentro que así se conservan muy bien.
"But the body!--hiccup!--the body!" -¡Pero el cuerpo... hic... el cuerpo!
"The body, the body--well, what of the body?--oh! ah! I perceive. Why, sir, the body is not at all affected by the transaction. I have made innumerable purchases of the kind in my day, and the parties never experienced any inconvenience. There were Cain and Nimrod, and Nero, and Caligula, and Dionysius, and Pisistratus, and--and a thousand others, who never knew what it was to have a soul during the latter part of their lives. Yet, sir, these men adorned society. Why, isn't there A----, now, whom you know as well as I? Is he not in possession of all his faculties, mental and corporeal? Who writes a keener epigram? Who reasons more wittily? Who--but stay! I have his agreement in my pocket-book." -El cuerpo, el cuerpo... ¿Qué hay con el cuerpo? ¡Oh, ya veo! Bien, señor mío, el cuerpo no se ve afectado en absoluto por la transacción. He efectuado incontables adquisiciones de esa clase en mis tiempos, y los interesados jamás sufrieron inconveniente alguno. Puedo nombrarle a Caín y Nimrod, Nerón, Calígula, Dioniso, Pisístrato y... y otros mil, que en la última parte de sus vidas ignoraron por completo lo que era tener un alma; no obstante, señor, esos hombres adornaban la sociedad. ¿No tenemos ahora a A..., a quien usted conoce tan bien como yo? ¿No está él en posesión de todas sus facultades, físicas y mentales? ¿Quién escribe epigramas más agudos? Quién razona con más ingenio? ¿Quién...? ¡Pero, espere! Tengo su contrato en el bolsillo.
Thus saying, he produced a red leather wallet, and took from it a number of papers. Upon some of these Bon-Bon caught a glimpse of the letters "Machi-," "Maza-," "Robesp-," with the words "Caligula," "George," "Elizabeth." His Majesty selected a narrow slip of parchment, and from it read aloud the following words: Diciendo esto, sacó una cartera de cuero rojo y extrajo de ella una serie de papeles, entre los cuales Bon-Bon alcanzó a ver escrito "Maquiav... ", "Maza...", "Robesp...", y los nombres de "Caligula", "George",y "Elizabeth". Su Majestad eligió un pergamino angosto y leyó en voz alta lo siguiente:
"In consideration of certain mental endowments which it is unnecessary to specify, and in further consideration of one thousand louis d'or, I being aged one year and one month, do hereby make over to the bearer of this agreement all my right, title, and appurtenance in the shadow called my soul. (Signed) A. . . ." (Here His Majesty repeated a name which I did not feel justified in indicating more unequivocally.) 9 "A cambio de ciertos dones mentales que no hace falta especificar, y a cambio, además, de mil luises de oro, yo, de un año y un mes de edad, cedo por la presente al portador de este acuerdo todos mis derechos, títulos y privilegios sobre el espectro llamado `mi alma'. Firmado: A...4." (Aquí Su Majestad dijo un nombre que no me siento autorizado a indicar de manera más inequívoca.)
"A clever fellow that," resumed he, "but like you, Monsieur Bon-Bon, he was mistaken about the soul. The soul a shadow, truly! The soul a shadow! Ha! ha! ha!--he! he! he!--hu! hu! hu! Only think of a fricasséed shadow!" -Un sujeto talentoso -continuó diciendo-, pero, corno usted, monsieur Bon-Bon, se equivocaba acerca del alma. ¡El alma un espectro! ¡Claro! ¡El alma un espectro! ¡Ja, ja, ja! ¡Je, je, je! ¡Ju, ju, ju! ¡Imagínese un espectro fricaseado!
"Only think--hiccup!--of a fricasséed shadow!" exclaimed our hero, whose faculties were becoming much illuminated by the profundity of his Majesty's discourse. "Only think of a--hiccup--fricasséed shadow! Now, damme!--hiccup!--humph! If I would have been such a--hiccup!--nincompoop! My soul, Mr.--humph!" -¡Imagínese... hic... un espectro fricaseado! -exclamó nuestro héroe, iluminadas aún más sus facultades por la profundidad del discurso de Su Majestad-. ¡Imagínese... hic... un espectro fricaseado! ¡Vaya... hic... pff! ¡Ojaláyo hubiera sido tan... hic... simplón! ¡Mi alma, señor... pff...!
"Your soul, Monsieur Bon-Bon?" -¿Su alma, monsieur Bon-Bon?
"Yes, sir--hiccup!--my soul is--" - Sí, señor... ¡hic!...mi alma no es...
"What, sir?" -¿Qué, señor?
"No shadow, damme!" -¡Ningún espectro, maldita sea!
"Did not mean to say--" -Usted quiere decir...
"Yes, sir, my soul is--hiccup!--humph!--yes, sir." -Sí, señor,mi alma es... ¡hic!... ¡pff! ¡Sí, señor!
"Did not intend to assert--" -No irá usted a sostener...
"My soul is--hiccup!--peculiarly qualified for--hiccup!--a--" -Mi alma reúne... ¡hic!... todas las condiciones... ¡hic!... para un...
"What, sir?" -¡Qué, señor?
"Stew." - Guiso.
"Ha!" -¡Ja!
"Soufflée." -Soufflée.
"Eh!" -¡Vaya!
"Fricassée." -Fricassée.
"Indeed!" -¡No me diga!
"Ragoût and fricandeau--and see here, my good fellow! I'll let you have it--hiccup!--a bargain." Here the philosopher slapped his Majesty upon the back. -Ragout y fricandeau... y, vea, mi buen amigo, se la dejaré a usted por... ¡hic!... una bagatela -dijo el filósofo, y le palmeó la espalda a Su Majestad.
"Couldn't think of such a thing," said the latter calmly, at the same time rising from his seat. The metaphysician stared. -Ni pensar en tal cosa -dijo este último en tono calmo, levantándose de su asiento. Bon-Bon se quedó mirándolo.
"Am supplied at present," said his Majesty. -Estoy bien provisto por el momento -agregó Su Majestad.
"Hiccup--eh?" said the philosopher. -¡Hic! ¿Eh...? -dijo el filósofo.
"Have no funds on hand." -Y no tengo fondos a mano.
"What?" -¿Qué?
"Besides, very unhandsome in me--" -Además, no estaría bien de mi parte...
"Sir!" -¡Señor!
"To take advantage of--" - ... aprovecharme de...
"Hiccup!" -¡Hic!
"Your present disgusting and ungentlemanly situation." - ... su vergonzoso estado, indigno de un caballero.
Here the visiter bowed and withdrew--in what manner could not precisely be ascertained--but in a well-concerted effort to discharge a bottle at "the villain," the slender chain was severed that depended from the ceiling, and the metaphysician prostrated by the downfall of the lamp. Entonces el visitante saludó y se fue -no se sabe exactamente de qué modo-. Pero en un deliberado intento de arrojarle una botella al "villano", la delgada cadena que pendía del techo se cortó, y el metafísico quedó tendido debajo de la lámpara.
THE END FIN